Los Brackets estéticos son muy demandados por los pacientes adultos, ya que son muy discretos, gracias a su transparencia, tamaño reducido y bajo relieve. Este tipo de Brackets se conocen también como Brackets de Zafiro y, además de la estética, cuentan con otras ventajas, como una biocompatibilidad superior al resto de técnicas, el hecho de que ni se manchan ni se desgastan y una alta resistencia, pues están fabricados con puro zafiro monocristalino de máxima calidad.
Aquellos pacientes que se pregunten si se acostumbrarán a la sensación de los Brackets pueden estar tranquilos, pues las molestias iniciales solo duran algunos días, tras los cuales, el paciente se va acostumbrando progresivamente, desapareciendo en breve cualquier molestia inicial por completo.
En definitiva, son una solución intermedia entre los brackets convencionales y la ortodoncia invisible, pero presentan una estética mucho más disimulada frente a los tradicionales Brackets metálicos, ya que los Brackets estéticos son del mismo color que los dientes, e incluso el arco metálico que va ligado a los brackets puede ser substituido por uno de color blanco, logrando ser aún más discreto si cabe.
Pese a que en ocasiones los brackets metálicos se han mostrado más eficientes, los brackets estéticos son capaces de corregir los mismos problemas. Aunque hay ciertas diferencias relacionadas con la dureza, resistencia y capacidad de adhesión del bracket metálico respecto al estético, ambos son eficaces para los mismos problemas, tales como dientes apiñados, rotados, espacios entre ellos, con oclusión leve o severa, línea media desplazada, etc.
Al igual que los metálicos, pueden molestar algo al principio del tratamiento, es decir, en momentos posteriores a la colocación y sus posteriores ajustes, pero en todo caso nadie considera los brackets un tratamiento doloroso.
Algo importante es que el uso de brackets debe acompañarse siempre de una higiene dental diaria adecuada.